FIRMAS: Jhon Müller, S Sostre, FJ Losantos, S González, A Lucas, I Amestoy, D Gistau, R Rivero
En el 'confesionario' de Cristóbal Montoro
. Varias comunidades autónomas deberán pasar por el confesionario del ministro Cristóbal Montoro por desviarse de sus planes de cumplimiento del déficit. Según Efe, son ocho autonomías, pero los funcionarios de Hacienda se negaron ayer a confirmarlo. El proceso de amonestación es individual y privado, así que los consejeros no sabían necesariamente qué colegas eran los afectados.La discreción se debe a que ahora queda una semana de plazo para corregir la situación. Si se rectifican las irregularidades, no habrá problema, pero si Hacienda no queda convencida Montoro tendrá que llevar al próximo Consejo de Ministros una propuesta de advertencia y empezarán a correr los plazos de la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Y entonces se desencadena el torniquete legal: primero, la comunidad afectada debe constituir un depósito; si sigue sin cumplir después de un tiempo, el depósito se transforma en multa. Y si continúa incumpliendo, los hombres de negro de Hacienda y de la Intervención General del Estado desembarcan en los puestos clave del gobierno económico de cada comunidad.
De las tres horas y media que duró la reunión, dos horas y 45 minutos fueron para discutir el reparto del déficit para 2013 y 2014: un 0,7% y un 0,1%. Galicia, Extremadura y Castilla y León, todas comunidades populares, se sumaron a Cataluña, Andalucía, Canarias y Asturias, que pedían más déficit. Extremadura, por ejemplo, pidió una décima más. Galicia, que también solicitó más, dijo después de la reunión que había dado un «sí crítico» a los baremos del Gobierno. De las comunidades gobernadas por el PP, sólo la oposición de Castilla y León provocó gran extrañeza. No se entendió el pulso del Gobierno de Juan Vicente Herrera con Montoro. Hacienda minimizó la discrepancia, pero no se oculta que es muy significativa. Y lo es porque ya en reuniones anteriores varias comunidades populares advirtieron de que saltarían chispas con Montoro si este las sometía a un control estricto, pero nunca se llegó al final de un consejo con ellas en actitud de rebeldía. Ayer se ha sentado un precedente que prueba que el PP -como el PSOE- también puede tener asimetrías en diferentes niveles institucionales.
Pero hay una gran diferencia de tono entre lo que sucedió en la reunión y lo que se dijo fuera. Nadie admitió públicamente que la suspensión de la paga de Navidad de los funcionarios les viene como agua de mayo para cuadrar las cuentas, pero en privado varios lo reconocieron. En los 45 minutos restantes, Montoro explicó el nuevo instrumento para atender a los vencimientos de deuda de las comunidades. Evitó llamarlo «hispabono», porque no se trata de «mutualizar deuda».El punto disgustó a Cataluña que esperaba otra cosa.
john.muller@elmundo.es
Un Estado moderno
Rajoy continúa sin hacer lo que tiene que hacer, que es crear las bases de un Estado moderno y verdaderamente útil a sus ciudadanos, y no este insalvable lastre. Sobra el 40% de los funcionarios, pero no sólo por la crisis, sino porque un Estado no puede ser esta demencial maquinaria de burócratas. Ni los maestros ni los médicos tienen que ser funcionarios, ni que la Sanidad y la Educación sean servicios universales significa que la red que los provee tenga que ser pública. Sobran 15 autonomías, con sus 15 parlamentos y sus 15.000 cargos duplicados.La paga extra de los funcionarios, que según Rajoy se ha suprimido de forma temporal, tiene que suprimirse para siempre y como concepto, porque nadie tiene que recibir nada extra por realizar bien su trabajo; y tiene, en cambio, que poder ser despedido si su rendimiento no es satisfactorio. Del mismo modo, la prestación por desempleo no sólo tiene que reducirse a siete meses, sino que tendría que quedar como un mero cojín de emergencia -uno o dos meses para parar el golpe- y que ir al paro no fuera una opción como lo ha sido hasta ahora para muchos caraduras, que trabajaban lo mínimo para poderse pasar luego largas temporadas cobrando del Estado sin hacer nada.
Las subvenciones anulan la voluntad, el esfuerzo y la tensión que nos hacen vivir despiertos y aprovechar cada oportunidad como si fuera la única. Cuando perder el empleo no sea visto por tantos gandules como una ocasión de tomarse un descanso pagado, y todos tengan claro que sin su trabajo no son nada, tal vez lo cuiden con más responsabilidad y menos días personales, y entonces seremos una sociedad mucho más dinámica y competitiva.
Hay que eliminar también el concepto de las vacaciones pagadas, y que nadie vuelva a creer nunca más que va a cobrar sin trabajar. Es justo que nos paguen por nuestro trabajo, pero si tenemos la ocurrencia de querer vacaciones, que sea por nuestra cuenta (y, sobre todo, riesgo, tal como están las cosas).
He de decir igualmente que me sorprende escuchar tantas voces preocupadas por la crisis, y tantos discursos sobre la solidaridad, y que ningún trabajador haya tenido el gesto de renunciar a sus vacaciones para arrimar el hombro y emplearse a fondo en el propósito de ayudar a su empresa y
COMENTARIOS LIBERALES
La libertad de Mariano
. LA FRASE clave de Rajoy en su palinodia de anteayer en el Congreso es ésta: «Los españoles hemos llegado a un punto en que no podemos elegir entre quedarnos como estamos o hacer sacrificios. No tenemos esa libertad». A cierto periódico con ínfulas de Evangelio, el discurso le ha parecido «churchilliano». Como el descendiente de Mambrú cambió tanto en su larguísima carrera política, no sabemos a qué Churchill se refiere, aunque cabe temer que sea a sus Obras escogidas para progres, o sea, a esa frase al empezar la guerra contra Hitler que siempre se cita mal. Algún día los progres citarán a Cánovas, Castelar o Azaña para comparar discursos. Cuando empiecen a leerlos. Pero, desde luego, Churchill apreciaba la libertad bastante más que Rajoy, y no creo que hubiera tenido ese gesto de falsa sinceridad que es pura trola.Efectivamente, hemos llegado a un punto en el que debemos obedecer el capricho de Bruselas para salvar nuestro sistema financiero. Lo debemos a los políticos y sindicalistas que, desde Fuentes Quintana, han saqueado durante décadas las Cajas de Ahorro, hasta arruinarlas. Pero si, disipado el humo de la pólvora, tratamos de ver la real cuantía del recorte a que nos aboca nuestra falta de libertad, vemos que es mucho menor -y, por ende, mucho peor- de lo que anuncia Mariano. No sabemos por qué dice que vamos a ahorrar 65.000 millones en dos años: no se nos dan los datos de crecimiento económico, de ingresos y de gastos que justifiquen esa cifra. Muchos creen que ahorraremos la mitad o menos. Y como Rajoy se niega a podar los privilegios de la casta política y, en especial, el frondoso y ruinoso árbol de las Autonomías, será menos.
Pero que no diga el presidente que los españoles no tenemos libertad. Durante siete años, al menos dos españoles la han tenido: Zapatero, siete años; y Rajoy, siete meses. Zetapé, el peor mandamás de nuestra aventada nación desde Fernando VII, acaso desde Suintila, nos hizo descender de la championlí a la liga regional mediteránea. Y Rajoy, por el más burdo egoísmo partidista en Andalucía, ha sido incapaz de enderezar el rumbo desnortado de lo que con Aznar fue briosa corbeta y hoy es penosa patera. No tenemos hoy mucha libertad, cierto. Pero es porque ellos dos han tenido demasiada.
>Vea el videoblog de Carlos Cuesta. Sólo en EL MUNDO en Orbyt, hoy: Asfixia fiscal
Quince años
. A la hora en que comienzo esta columna, cinco menos cinco de la tarde, se cumplen 15 años justos desde el momento en que la televisión interrumpía sus emisiones para dar la noticia de que el cuerpo exangüe de Miguel Ángel Blanco, joven concejal del PP secuestrado por ETA 48 horas antes, había sido encontrado en las afueras de Lasarte con dos tiros en la cabeza. Hay hechos que se nos clavan en la memoria de manera perdurable. Todos recordamos lo que estábamos haciendo en el momento en que recibimos la noticia.La pasión y muerte de aquel chico, hijo de un albañil de Ermua, despertaron el sustrato religioso en centenares de miles de personas. Había un correlato entre sus últimas 48 horas y las del hijo del carpintero de Nazaret. Ambos fueron prendidos un jueves, en el comienzo de un Vía Crucis que terminaría para los dos el sábado con la compañía de dos Marías que guardaban la cruz y las dos Marimares(Blanco y Díaz) que habían hecho en Ermua su camino del Calvario.
Algo muy profundo removió aquel caso en el subconsciente colectivo. Ya desde por la mañana, la multitud manifestante se habían saltado la habitual consigna de silencio de los partidos convocantes y los gritos de Miguel Ángel y Libertad atronaron la Gran Vía de Bilbao.
Aquella tarde de sábado, los cómplices del secuestro y el asesinato tuvieron miedo frente a un pueblo armado sólo con su paz y su palabra, cuando vieron a representantes de la inmensa mayoría cercando sus sedes y gritándoles su culpabilidad; aquel 12 de julio sobresalió el temple y la sabiduría de Carlos Totorica, el alcalde de Ermua que supo encauzar la ira de sus vecinos y hacerla desaguar en una marcha que el encabezó hasta la próxima localidad de Eibar, seis kilómetros y vuelta. Y las manos se pintaron de blanco en toda España y las fotos gigantescas del joven concejal quedaron manchadas por las palabras y los besos. A todo eso se le llamó el espíritu de Ermua.
Por la mañana se vio que no todo el mundo estaba a la altura. Los dirigentes nacionalistas arrancaron la manifestación antes de que el entonces presidente del Gobierno, José Mª Aznar llegara a alcanzar la cabecera; la periodista Mª Antonia Iglesias recogió alguna perla infame en su libro Tres días de julio. Garaikoetxea, que ya anunciaba su triste condición de miembro de Bildu y Amaiur, tomó nota de aquello. Y dijo: «Si no nos espabilamos, aquí se va a desatar una marea españolista que nos va a barrer a todos».
Todo el mundo dijo que la muerte de aquel niño marcaba un antes y un después, aunque mucha gente se aplicó esmeradamente a la tarea de que el después se pareciera lo más posible al antes. Justo en aquellos días, Euskadi y España parecían realidades ciudadanas que se negaban al silencio y a la sumisión y no querían mirar hacia ningún otro lado. Nadie podía imaginar que 15 años después los acorralados de entonces iban a presidir instituciones vascas. El lunes pasado, el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa, decía que el espíritu de Ermua sigue vivo en el corazón de los vascos y los españoles. Que santa Lucía le conserve y nos conserve la vista. Y la memoria
Simpatía por el diablo
.LOS ROLLING STONES celebran medio siglo de leyenda y casi al mismo tiempo nuestro presidente a la tercera anuncia con solemnidad (y rostro de pálida yema) que seremos lentamente acribillados, como estaba previsto. El potencial contaminador de la pobreza reside ya en cada uno de nosotros por obra y gracia de una Europa que ha hecho de ciertos países temblorosas caravanas, con la luz del futuro precintada.
Lo que ha venido a contar Rajoy es que se ha consumado la deriva y que una vez baldeada España, entre piteras y estadísticas, vamos a ser más frágiles dentro de un Estado que ha cedido su soberanía de manera atroz, vertiginosa. Sí, definitivamente, la crisis ha sido un éxito. A Rajoy le faltó ese contoneo juncal de Mick Jagger, esas pingaletas en el aire, mientras recitaba el protocolo de emergencia del naufragio. Y a sus señorías jaleadoras sacarse la camiseta en la grada azul mientras la realidad nos echa a rodar pendiente abajo.
Que la mayoría de nuestros políticos sean de la quinta de los Rolling es un motivo de alarma. Pertenecen a los años de los mitos floreados que se fueron traicionando. Y la degradación se nota. En los meses que lleva, el Gobierno parece ya un holograma de Keith Richards, con la sangre menos adobada de sustancias y sin esa lucidez que a cierta edad otorga el lanzarse de cabeza desde un cocotero. Quiero decir: que parece ya muy viejo. Quemado. Casi amortizado en su misión. ¿Y ahora qué? ¿Lo relevarán nuestros benéficos prestadores cuando las reformas tomen velocidad de crucero? Por más que uno mira no detecta ventajas. Un país intervenido siempre suena catastrófico. Es como si a Ronnie Wood le cambias la Stratocaster por el ukelele.
El desconcierto que nos espera viene impulsado por una traición tras otra en el programa electoral. Incumplimientos que en otros días le costaron a Zapatero el puesto de Maquinista de la General (este hombre ha desarrollado un parecido melancólico y trotón a Buster Keaton). Cambalaches, decíamos, que deberían invalidar a cualquier líder. Eso es ganar con trampa. Con alevosía. Sabíamos que muchas promesas de campaña eran una forma vulgar de tirarse el pisto. Pero resulta grosero presentarse ante la peña diciendo: «Todas. Todas eran falsas». Eso es eutanasia política. Al tiempo. No se puede ir de baterista con swing, tipo Charlie Watts, y después tocar el Sympathy for the Devil sólo con un bongo. No sé si me explico.
Europa está aquí
.Hablamos de Europa constantemente, de la economía europea, claro; pero, apenas hablamos de la cultura europea, esa que comenzó hace 3.000 años o más, en la Grecia de la crisis, con Homero. Que comenzó entonces, pero que siguió formándose con personajes relacionados con nuestra Península Ibérica, o con personajes del resto de los países que hoy forman la Unión Europea.
En esa formación de Europa estuvo, y está, España, con un Séneca, en tiempos romanos; con un Averroes, comentador de Aristóteles, cuando el islam; con un Cervantes, con los Austrias; con un Goya, con los Borbones; con un Lorca, con la República, o con un Chillida, en la democracia juancarlista. Pero parece no importarnos demasiado.
Curiosamente, en estas calendas, nos da la sensación de que, en todo caso, Europa se nos circunscribe, al margen de lo económico, a eventos como la Eurocopa o el Festival de Eurovisión...
Y, sin embargo, la cultura es la base, es nuestra base, el terreno donde España puede aportar más, a partir sobre todo de este idioma nuestro con 500 millones de hispanohablantes que tienen el español como lengua materna. Pero siempre desde Europa, desde nuestra latinidad.
España mirando a Europa, no cerrándose en sí misma. Los del 98, ante la hecatombe colonial miraron a Numancia o al Dos de Mayo. La lucidez de la generación siguiente, la de Ortega y Marañón, miró al viejo continente en el que España había tenido su Emperador Carlos, respetado por todos, Goethe y Hugo incluidos. «España es el problema, Europa es la solución», clamó el autor de España invertebrada.
Europa era la solución y lo sigue siendo. Pero no por los euros, que también. ¡Por la cultura! Y solo se trata de dar visibilidad a lo que ya existe. Por eso, el propósito del Círculo de Bellas Artes de acoger en su seno una llamada Casa Europa es una opción plausible, por necesaria.
Sin duda, el Círculo está siendo ya esa Casa Europa, con frecuentadores como Cacciari, Grass, Boulez o Berger. Y como Trías, Arroyo, Almodóvar o Lledó, europeos por españoles. De producirse esa asunción, el Madrid de Aguirre y de Botella saldría ganando. Y la España de Wert y García-Margallo, también. Y es algo que no hay que inventarse, porque está inventado.
El anillo del Rey
Las apelaciones al patriotismo constituyen un chantaje emocional.
Incluso en democracia, el gobernante que las hace se acoge a sagrado en
un ámbito sentimental, primario, en el que la discusión de repente linda
con la traición. Es un ardid de los más cínicos de cuantos se emplean
para desacreditar a los contestatarios, para orientar hacia ellos la
inquina de la gente, por más legítima que se antoje la protesta, por más
necesarios que sean esos contrapesos que evitan la resignación bovina.
A todos se nos antojó ridícula la simpleza con la que Zapatero despejó antaño la inminencia de la crisis: «Antipatriotas». Es ahora el PP, que ya ha tenido tímidos ramalazos de un peronismo a la española, el que pretende ampararse en la coartada patriótica. Esa fiebre que surge cada vez que fallan las razones y conviene empujar a la sociedad a una suerte de militancia cuya naturaleza monolítica conocemos por los nacionalismos. Se nos viene encima un aguacero de la propaganda según el cual subir el IVA o reducir las prestaciones equivale a hacer patria, a enrolarse en una aventura nacional que castigará a los enojados como a desertores que no hubieran acudido a las playas de Churchill.
El consejo deliberativo que hoy tendrá lugar en Zarzuela es un atrezo perfecto para trasladar a una textura patriótica esa comparecencia parlamentaria en la que Rajoy agregó presión a esas clases medias ante las que se postuló como un protector al tiempo que sigue protegiendo privilegios políticos. Ignoro si el Rey sigue buscando ocasiones trascendentales en las que hacerse perdonar los elefantes, y si está dispuesto a compartir la electrocución política de Rajoy. Pero es evidente que, con su presencia, el Gobierno intenta blindarse con un símbolo que, aun deteriorado, trae el recuerdo de otras empresas colectivas que ya están incrustadas en la memoria. La subida del IVA y la reducción de las prestaciones traen el sello del anillo real, sépanlo los que urdieran protestar. Pero uno cree que un estadista con verdadera capacidad de liderazgo habría apechugado solo.
TINTA RÁPIDA
13/07/2012 RAÚL RIVERO
EN VOZ BAJA, entre dos o tres personas de confianza, el poeta José Lezama Lima, fundador del grupo Orígenes y de la fiesta innombrable que es la novela Paradiso, se permitía, en la década de los 70, anunciar, casi sin resuello por su obesidad mórbida y su asma, que si los americanos atacaban La Habana, a él tendrían que cazarlo de «azotea en azotea con una forifai en la mano».
Su imagen de francotirador en un tejado de El Paseo del Prado, armado con una pistola del calibre 45, era la manera que tenía el autor de Enemigorumor de banalizar la obsesión del Gobierno por asustar al país con la llegada inminente de un ataque extranjero.
Esas tropas, siempre a punto de hollar el territorio nacional, servían de pretexto para mantener a millones de hombres y mujeres entretenidos y disciplinados en permanentes movilizaciones militares y rebosantes de admiración por los líderes que salvarían al país de los bárbaros.
La broma del poeta de la calle Trocadero ha tenido ahora una rara resonancia cuando, entre los temas destacados que trató el general Raúl Castro durante una visita esta semana a Rusia, la prensa especializada reconoció el interés del huésped por alcanzar acuerdos militares para renovar los tanques, los submarinos y otros aparatos de guerra que han envejecido bajo el sol y el sereno del Caribe.
Para los expertos, el objetivo original del viaje, que se inició a principios del mes con visitas a China y Viet Nam, era la mano extendida ante sus viejos camaradas porque Hugo Chávez, el donante de turno, entra y sale de la muerte como Pedro por su casa. Otros sabios se fueron por la vertiente de que el mandatario salía a buscar, además de un poco de agua y carbón, la experiencia de sus amigos asiáticos para imponer en Cuba el socialismo de Estado.
Ningún cubanólogo pudo prever ese afán de modernización de los cañones rusos para revivir la cantaleta bélica en un país arruinado y preso en el totalitarismo al que sólo pretenden invadir los inversionistas extranjeros. Y una cuadrilla de cubanos ricos que se preparan para entrar con el blindaje de sus chequeras inmunes a las balas rusas y al plomo de la forifai de Pepe Lezama.
A todos se nos antojó ridícula la simpleza con la que Zapatero despejó antaño la inminencia de la crisis: «Antipatriotas». Es ahora el PP, que ya ha tenido tímidos ramalazos de un peronismo a la española, el que pretende ampararse en la coartada patriótica. Esa fiebre que surge cada vez que fallan las razones y conviene empujar a la sociedad a una suerte de militancia cuya naturaleza monolítica conocemos por los nacionalismos. Se nos viene encima un aguacero de la propaganda según el cual subir el IVA o reducir las prestaciones equivale a hacer patria, a enrolarse en una aventura nacional que castigará a los enojados como a desertores que no hubieran acudido a las playas de Churchill.
El consejo deliberativo que hoy tendrá lugar en Zarzuela es un atrezo perfecto para trasladar a una textura patriótica esa comparecencia parlamentaria en la que Rajoy agregó presión a esas clases medias ante las que se postuló como un protector al tiempo que sigue protegiendo privilegios políticos. Ignoro si el Rey sigue buscando ocasiones trascendentales en las que hacerse perdonar los elefantes, y si está dispuesto a compartir la electrocución política de Rajoy. Pero es evidente que, con su presencia, el Gobierno intenta blindarse con un símbolo que, aun deteriorado, trae el recuerdo de otras empresas colectivas que ya están incrustadas en la memoria. La subida del IVA y la reducción de las prestaciones traen el sello del anillo real, sépanlo los que urdieran protestar. Pero uno cree que un estadista con verdadera capacidad de liderazgo habría apechugado solo.
Blindaje a prueba de cañones rusos
.EN VOZ BAJA, entre dos o tres personas de confianza, el poeta José Lezama Lima, fundador del grupo Orígenes y de la fiesta innombrable que es la novela Paradiso, se permitía, en la década de los 70, anunciar, casi sin resuello por su obesidad mórbida y su asma, que si los americanos atacaban La Habana, a él tendrían que cazarlo de «azotea en azotea con una forifai en la mano».
Su imagen de francotirador en un tejado de El Paseo del Prado, armado con una pistola del calibre 45, era la manera que tenía el autor de Enemigorumor de banalizar la obsesión del Gobierno por asustar al país con la llegada inminente de un ataque extranjero.
Esas tropas, siempre a punto de hollar el territorio nacional, servían de pretexto para mantener a millones de hombres y mujeres entretenidos y disciplinados en permanentes movilizaciones militares y rebosantes de admiración por los líderes que salvarían al país de los bárbaros.
La broma del poeta de la calle Trocadero ha tenido ahora una rara resonancia cuando, entre los temas destacados que trató el general Raúl Castro durante una visita esta semana a Rusia, la prensa especializada reconoció el interés del huésped por alcanzar acuerdos militares para renovar los tanques, los submarinos y otros aparatos de guerra que han envejecido bajo el sol y el sereno del Caribe.
Para los expertos, el objetivo original del viaje, que se inició a principios del mes con visitas a China y Viet Nam, era la mano extendida ante sus viejos camaradas porque Hugo Chávez, el donante de turno, entra y sale de la muerte como Pedro por su casa. Otros sabios se fueron por la vertiente de que el mandatario salía a buscar, además de un poco de agua y carbón, la experiencia de sus amigos asiáticos para imponer en Cuba el socialismo de Estado.
Ningún cubanólogo pudo prever ese afán de modernización de los cañones rusos para revivir la cantaleta bélica en un país arruinado y preso en el totalitarismo al que sólo pretenden invadir los inversionistas extranjeros. Y una cuadrilla de cubanos ricos que se preparan para entrar con el blindaje de sus chequeras inmunes a las balas rusas y al plomo de la forifai de Pepe Lezama.
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